Prueba de velocidad terrestre desprende pintura de automóvil

Bloodhound LSC

En el desierto de Kalahari, en Sudáfrica, el Bloodhound LSC (Land Speed ​​Car o “auto de velocidad terrestre”) zumba sobre una pista de carreras despejada a mano a lo largo de veinte kilómetros. Como parte de un complicado calendario de pruebas, el sábado 16 de noviembre Andy Green se metió en la cabina y corrió al Bloodhound en una carrera planificada a más de 900 kilómetros por hora. El objetivo: establecer un nuevo récord de velocidad terrestre.

Los récords de velocidad terrestre son la prueba rockstar del mundo del automóvil: bólidos llamativos, conductores con exceso de confianza y mucho dinero en efectivo detrás de todo. Green, que de por sí es el piloto automotriz más rápido del mundo, está buscando romper su propio récord: en una carrera de 1997, logró alcanzar 1,227 km/h a bordo del Bloodhound SSC (“Supersonic car”). Esto lo llevaría por encima de leyendas de la velocidad terrestre como Craig Breedlove, Gary Gabelich y el récord a título de “padre e hijo” de Mickey y Danny Thompson.

Green y el Bloodhound LSC comenzaron suavemente hasta alcanzar 80 km/h, cuando el acelerador abrió el motor a reacción Rolls Royce EJ 200, y 50 segundos después alcanzó su velocidad máxima planificada de 989 km/h. Green dejó de acelerar, para permitir que el vehículo-cohete desplegara el paracaídas, cuando se dio cuenta de que a esa velocidad hubo un arrastre de potencia de aproximadamente medio segundo. Esto empujó la velocidad del Bloodhound a 1,010 km/h. Todo terminó en 11 kilómetros dentro de poco más de un minuto.

Andy Green

Una inspección posterior mostró que el flujo de aire debajo del automóvil se volvió supersónico y arrancó la pintura de debajo del vehículo, justo detrás de las ruedas delanteras de aluminio. Estas ejecuciones de prueba a velocidades controladas ayudan a reconstruir la tecnología y la ingeniería para mantenerse estables a velocidades ridículas.

El motor a reacción EJ 200 fue donado por un avión Eurofighter Typhoon que está destinado a la jubilación en un museo. Se realizarán más pruebas con un cohete híbrido diseñado por la compañía balística Nammo, el que permitirá que el automóvil alcance la velocidad estratosférica que el proyecto necesita.

El siguiente paso para el Bloodhound LSC es regresar a Inglaterra para una inspección completa y una reparación antes de volver a Sudáfrica en un año o año y medio para correr contra su sombra. Después de eso, se harán planes para obtener el objetivo final de 1,610 km/h sin despegar de la tierra para establecer el récord de velocidad terrestre.

Tranquilamente